viernes, 6 de junio de 2014

TODO ES PROPIEDAD DE DIOS

Salmo 24:1 “Del SEÑOR es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que en él habitan” (LBLA).

Salmo 24:1 “De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo, y los que en él habitan” (RV60).

En este sencillo versículo el Rey David, autor del salmo, nos enseña que hay tres cosas que son propiedad de Dios:

1) El mundo o la tierra
2) Su plenitud o todo lo que hay en ella (comparten mismo significado)
3) Sus habitantes

En otras palabras, todo lo que hay en este universo, sea el mundo microscópico o el mundo macroscópico, el visible e invisible, lo que está en los cielos, en la tierra y debajo de ella; en fin, toda la Creación es propiedad absoluta y exclusiva de Dios; y no hay nada en ella que no lleve Su firma, Su nombre y Sus derechos de Autor. 

Lo que implica que aun nuestra vida, salud, tiempo, trabajo, estudios, matrimonio, familia, hijos, posición económica, bienes materiales, el ministerio y la salvación por gracia vienen de la mano generosa y misericordiosa del SEÑOR (Léase Mateo 6:25-34). 

Y también implica que nosotros somos llamados y tenemos la responsabilidad de ser fieles administradores de los bienes que hemos recibido o se nos ha sido confiados. Así como el propósito de Dios para el hombre, Adán, era que él guardase y cuidase la tierra del Huerto del Edén (Léase Génesis 2:15); así mismo nosotros hemos de cuidar y respetar Su Creación con plena diligencia y de acuerdo al propósito por el cual ha sido hecha. 

En el tema de las ofrendas, damos por generosidad y con alegría aquello que hemos recibido de Su mano, según lo que se ha propuesto nuestros corazones; pues con gratitud eterna reconocemos Su fidelidad, Su misericordia y Su sustento (Léase 1 Crónicas 29:14; Lamentaciones 3:22-23; 2 Corintios 9:7). Ofrendamos por amor y cuidado de Su iglesia, velando por sus necesidades y contribuyendo en el progreso del Evangelio. Todo esto con miras a que el Nombre del SEÑOR Jesucristo sea glorificado en todos los confines de la Tierra:

Romanos 11:36 “Porque de Él, por Él y para El son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén”.

¡Solo a Él la Gloria!

[Una mini-enseñanza compartida el tiempo previo para la dedicación de las ofrendas]