Mateo
6:19-21 “No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre
destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tes- oros en el
cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no
penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”
(LBLA).
En
este pasaje, el SEÑOR Jesucristo nos hace reflexionar si nuestras preocupaciones
en nuestra vida diaria están más centradas en lo material que en lo espiritual.
De hecho, el vers. 21 subraya que aquello que tú atesoras allí estará los
pensamientos de tu corazón. Ahí radica la base por la cual acumulas tus tesoros
y en dónde quieres depositarlos.
En
la Biblia, el corazón no solo tiene relación con las emociones y sentimientos,
como normalmente pensamos o hemos sido enseñados; sino que también tiene
relación con nuestras motivaciones, intenciones y pensamientos. Dice la
Escritura:
Mateo
15:19 “Porque DEL CORAZÓN PROVIENEN MALOS PENSAMIENTOS, homicidios, adulterios,
fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias” (LBLA) (Mayúsculas
añadidas).
Génesis
6:5 “Y el SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que
TODA INTENCIÓN DE LOS PENSAMIENTOS DE SU CORAZÓN era sólo hacer siempre el mal”
(LBLA) (Mayúsculas añadidas).
Proverbios
23:7a “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (RV60).
Proverbios
23:7a “Pues como piensa dentro de sí, así es” (LBLA).
En
otras palabras, acerca de lo que el SEÑOR Jesús enseña en este pasaje de Mateo
6:19-21:
¿Qué
es lo que atesoras en tu corazón?
¿Hacia
a dónde están inclinados tus pensamientos?
¿Amas
al Dios que bendice, o a amas a las bendiciones que Él te da?
¿Vives
de acuerdo al reino de Dios y Su justicia, o vives de acuerdo a tu propio reino
y a tu propia justicia?
¿Es
tu deleite que Cristo y Su evangelio sean el centro de tu vida, o lo es la
falsa confianza en la prosperidad económica?
¿Hay
pureza en tus motivaciones acerca del dinero, o todavía es un ídolo muy sutil
en tu corazón?
Siempre
es necesario examinarse a la luz de la Palabra, no sea que nos hallemos faltos
y descuidados en nuestra fidelidad hacia a Dios. Que el SEÑOR nos ayude, con Su
gracia, a mantener nuestros corazones limpios y llenos de devoción a Él:
Salmo
51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto
dentro de mí” (LBLA).
¡Sólo a Dios la
Gloria!