[Apuntes extraídos
de los estudios bíblicos sobre los Canones de Dort: Capítulo I, artículos 7 al 11]
¿Qué es la doctrina
de la Elección?
Primero tenemos que
definir cuál es el estado espiritual la humanidad; y luego qué es la “Elección”.
El estado espiritual de
la humanidad, lo describe la doctrina de la Depravación Total o Corrupción
Total del hombre. Esta doctrina no significa que el hombre sea tan malo como
pueda llegar a ser; sino que todo su ser, su esencia, su núcleo, su raíz ha
sido afectado y contaminado por el pecado; de modo que tanto su espíritu, alma
y cuerpo están inclinados naturalmente a pecar contra Dios. Por ejemplo: Hitler
y una persona que ama el dinero. Los dos tienen distintos grados de maldad,
pero ambos están igualmente contaminados y sujetos al poder y esclavitud del
pecado. De este modo, con la entrada del pecado en el mundo, el hombre se ha
vuelto incapaz de buscar y amar a Dios, digno de Su ira, es corrupto, caído y
malvado; estando muerto en sus delitos y pecados desde antes de su concepción.
El castigo eterno es el infierno y la separación de la presencia bendita de
Dios son las consecuencias de una persona pecadora no regenerada (Léase Romanos
3:10-12, 6:23; Efesios 2:1-3; Salmo 58:3).
Por tanto, no existe
medio o recurso que el hombre no regenerado pueda salvar a sí mismo. Como dijo
Martín Lutero: “Me vi a mí mismo y entendí que era imposible salvarme; pero vi
a Dios y entendí que era imposible perderme”. Aquí es donde entra la salvación
de Dios. Veamos ahora ¿Qué es la elección?
Elección:
“Se
refiere al decreto divino de rescatar, de entre la humanidad condenada, a
ciertos individuos para ser beneficiarios del don gratuito de la salvación”.
En otras palabras, Dios
realiza una selección de entre todos los millones y millones de pecadores que
son incapaces por naturaleza de salvarse a sí mismos y otorgarles Su gracia
salvífica en Cristo Jesús. La elección de Dios es irrevocable, que no se puede
cambiar ni alterar, ni es por capricho alguno.
En ocasiones la
Elección de Dios se confunde con la doctrina de la Predestinación de Dios.
Entonces ¿Qué es la Predestinación?
Predestinación:
“Quiere decir "destinado antes". Se refiere al arreglo divino de las circunstancias
de la salvación para cumplir con Sus Propósitos hechos ante de la fundación de
mundo”.
Si notamos, elección y
predestinación no son palabras iguales o sinónimas. Por ejemplo, una definición
básica y general del noviazgo es: La selección de un hombre entre tantos
hombres o de una mujer entre tantas mujeres. ¿Con qué fin o propósito se piensa
antes de seleccionar una pareja? Con el fin de formar la base para una familia.
Es decir, Dios, en Su
soberanía elige un grupo de pecadores indignos ¿Para qué los elige? Para que
sean salvos en Cristo. Y esta elección incondicional se hizo antes de la
fundación del mundo:
1 Pedro 1:18-20 “sabiendo
que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros
padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre
preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de
Cristo. Porque El estaba preparado desde antes de la fundación
del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a
vosotros”.
2 Timoteo 1:9 “Quien
nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según
nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que
nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad”.
Juan 17:24 “Padre,
quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que
vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde
antes de la fundación del mundo”.
Las implicaciones
de la Elección divina en la salvación
Con el propósito de que
estos elegidos sean salvos por mediación de Jesucristo, Dios todo un plan
especial diseñado para ellos con el fin de para rescatarlos de Él mismo, del
poder del pecado y del infierno. Los redactores de los Canones de Dort presenta
dicho proceso lo que conocemos como la “La cadena de oro de la salvación” en
Cristo Jesús:
• Son
predestinados para que sean hechos conforme a la imagen de Su hijo: En
carácter, en frutos y buenas obras.
• Son
llamados por medio del evangelio y a través del ministerio de convicción del
Espíritu Santo. Se les concede nacer de nuevo, creer en Su Hijo, arrepentirse
de sus pecados, pues tanto la fe como el arrepentimiento son dones de Dios.
• Son
adoptados para ser hechos hijos de Dios por voluntad soberana de Él.
• Son
justificados, es decir, el Padre declara justo, como acto legal, a todo aquel
que confía en Su Hijo para salvación.
• Son
santificados, es decir, pasan por un proceso por medio del cual Dios continúa
apartando y distinguiendo a aquellos que han creído en su Hijo. Esto deja fuera
de lugar a que la Gracia es una licencia para pecar.
• Serán
glorificados en el día de la resurrección, recibirán nuevos cuerpos con
características espirituales y depurados de la contaminación del pecado.
En esto podemos decir
que: “que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el
día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6).
Sólo
hay UNA elección divina
Es decir, solo hay una
elección, no dos. Solo hay un pueblo de Dios, no dos. Solo hay una iglesia, no
dos. Solo hay una congregación de los llamados, no dos. Solo hay una esposa, no
dos. Es cierto que la nación de Israel, de donde vienen los santos del AT, fue
escogida, por pura gracia (Deuteronomio 7:7-9), para traer al mundo al Salvador
y por medio de ella extender la promesa de bendición dada a Abraham hacia a
todas las familias de la Tierra (Génesis 12:1-3). Pero aun Israel está dentro
de esas naciones las cuales serían receptoras de la bendición de Dios. Efesios 2:13-19
nos dice que Dios en Cristo hace de dos pueblos, judíos y gentiles, uno solo
pueblo; un solo nuevo hombre, una sola iglesia, un solo templo de Dios, un solo
cuerpo de Cristo y un solo Israel de Dios; solo hay un sacrificio del Cordero
de Dios para los elegidos. También nos dice Efesios 1:9-10, 20-23, nos dice que
todas las cosas, las que están en el cielo, la tierra y debajo de ella serán
reunidas en Cristo y sometidas a sus pies, siendo cabeza de la Iglesia, no de
la nación física de Israel. Israel está dentro de la iglesia. Tanto los
creyentes del AT como los del NT miraron a Cristo como el único medio de
salvación. ¿Cómo se salvaban los creyentes del AT? Con una sola lectura a
Hebreos 11, conocido como el capítulo del “Salón de los héroes de la fe”,
podemos ver que los santos del AT se salvaban por confiar en las promesas de
Dios sobre traer al mundo un salvador. Es el mismo Evangelio y la misma
salvación que Dios ofrece tanto para el AT como para el NT. Es más, Hebreos
12:1-2, nos dice:
Hebreos 12:1-2 “Por
tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos,
despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos
envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por
delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la
fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la
vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios”.
Así es como Dios,
dentro de Su consejo eterno, lo ha determinado, porque es una sola voluntad la
que expresa que sean salvos una sola vez. Debido a este consejo, a esta
perfecta voluntad respecto a la elección y predestinación, Dios se asegura, en
Su gracia de conducirnos hacia la salvación que es en Cristo, caminar en ella,
en santidad, en fe, en crecimiento, comunión y relación con Él. No existe nada que pueda estorbar a este
propósito.
¿Sobre
qué base Dios elige a los beneficiarios de Su salvación?
La Biblia nos enseña
que no había nada en nosotros que pudiéramos ser dignos de ser elegidos. La
elección por parte de Dios es sencillamente incondicional; a pesar de nosotros.
Efesios 1:4-5 nos dice que fue “En amor nos predestinó para adopción
como hijos para sí mediante Jesucristo”. La incondicionalidad es una parte
esencial del amor de Dios, porque esta doctrina de la elección y de la
predestinación tiene que ver con la naturaleza del amor de Dios. Cuando el amor
es condicionado, deja de ser amor, y si solo se busca el favor de alguien por
otro, puede ser solo negocio. Otra Escritura apoya esto:
Romanos 5:8 “Pero Dios
demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros”.
El apóstol Pablo nos
dice que en la mente de Dios, nos veía como pecadores, injustos, enemigos suyos
en el pensamiento y en el corazón. Y aun así, Dios nos amó sin condiciones;
entregando a Su Hijo por nosotros.
Ahora bien, sin la Elección
de Dios, la salvación no se puede aplicar en nosotros. Ya hemos dicho que si
Dios no interviene en la Historia humana, justamente todos nosotros iríamos
camino a la condenación eterna. Si Dios no hubiese anticipado una elección
soberana, no tendríamos ningún bien salvífico, ninguna gracia que opere en
nosotros. De Él proviene toda la cadena de oro de la salvación que ya hemos
estudiado. Por esta razón asumimos que la salvación es absoluta y gloriosamente
del SEÑOR (Jonás 2:9).
El hecho de que Dios
elige y predestina, no significa que Él actúe de forma caprichosa. Existe
alguna buena razón de por qué Dios escoge a unos y no a otros; pero dicha razón
está en Él y no en nosotros:
Efesios 1:5 “nos
predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo,
conforme al beneplácito de su voluntad”.
En la RV60 dice que
hemos sido predestinados: “según el puro afecto de Su voluntad”. Es decir, que
la voluntad perfecta de Dios respecto de la elección y predestinación no se ha
mezclado con ninguna otra razón ajena a Sus propósitos. Dentro de Su elección,
ninguna otra cosa fue tomada en cuenta aparte de la voluntad Soberana de Dios.
Hay un propósito en el SEÑOR que es perfectamente compatible con su carácter
santo, bueno y justo; y que no se halla en nosotros. No nos escogió por ser
menos impíos, o porque lo vamos a aceptar a Él. Lo que Dios vio en nuestro
corazón es pecado, impiedad, enemistad contra Él y, con todo esto, nos escogió
de pura gracia.
¿Es injusto que
Dios elija a unos y pase por alto a otros?
En la doctrina de la
elección y de la predestinación, hay cristianos que les afecta emocionalmente
porque les hace razonar o pensar que Dios está siendo injusto en salvar a unos
y pasar por alto a otros. Este argumento presupone que Dios tiene la obligación
a rescatar de la condenación a todos; lo cual sabemos, que no es así. Y es
cuando piden que el SEÑOR sea justo. Pero precisamente, lo justos es que Dios
nos condene a todos. Es decir, si Dios nos trata con justicia, estamos en
grandes problemas porque todos nosotros merecemos el castigo eterno porque
hemos quebrantado Su ley.
Intentaré explicarlo
con la siguiente ilustración: imaginemos el mundo. Y una mitad del mundo son
los elegidos, la otra mitad corresponde a los reprobados. Todos estamos de
acuerdo en que los habitantes de este mundo son pecadores, y que por justicia
son objeto de la ira y del justo juicio de Dios y merecedores de condenación
eterna; tanto elegidos como reprobados. La pregunta es: ¿Cómo puede Dios ser
justo y al mismo tiempo misericordioso? Pues bien, volviendo a nuestro mundo
imaginario, quitamos a los elegidos de él y ponemos en su lugar al SEÑOR
Jesucristo. No olvidemos que los que fueron pasados por alto, van a recibir el
justo juicio de Dios. De igual modo, el SEÑOR Jesucristo, en la cruz, recibió
el peso de la ira y del justo juicio de Dios sobre Él mismo en nuestro lugar,
como nuestro Sustituto, siendo el receptáculo de todos nuestros pecados.
Pregunta: ¿Dios fue injusto? No, porque de igual modo, Dios juzgará a la
humanidad que fue pasada por alto, así Cristo recibió toda la aplicación de la
justicia divina en la cruz por nosotros. En ningún momento Dios ha sido injusto
y sí demuestra Su misericordia al salvarnos de Su ira.
Otros dicen que Dios no
hace acepción de personas. Pero esta idea no es correctamente aplicada. La
Biblia enseña que Dios no hace acepción de personas, en términos de justicia,
no de misericordia. En términos de justicia, Dios dará a cada uno, su justo
pago. Por ejemplo:
Romanos 2:11-12 “Porque
en Dios no hay acepción de personas. Pues todos los que han pecado sin la ley,
sin la ley también perecerán; y todos los que han pecado bajo la ley, por
la ley serán juzgados”.
Colosenses 3:25 “Porque
el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha
cometido, y eso, sin acepción de personas”.
1 Pedro 1:17 “Y si
invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la
obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra
peregrinación” (En la RV60 dice que “Aquél que sin acepción de personas
juzga”).
Proverbios 24:23
“También éstos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el
juicio no es bueno”.
Por
lo tanto, El decreto de la elección y de la predestinación es
irrevocable y nadie lo puede alterar, ni siquiera los elegidos.
Unas últimas
consideraciones
La doctrina de la
elección y de la predestinación es importante por cinco razones, según el Ps.
Sugel Michelén:
1) Promueve
la humildad y no el orgullo. Cuando recordamos que
Dios nos escogió, siendo pecadores condenados al infierno, y no merecíamos ser
escogidos por gracia, estas convicciones nos llevan a la humildad. Creemos por
causa de que Dios nos escogió. No hay jactancia porque la salvación es de Dios
y Él se lleva toda la gloria.
2) Promueve
la santidad y no el pecado. Nos da motivación para ser cada
día más santos. Cuando el creyente entiende que Dios lo escogió desde antes de
la fundación del mundo para ser santo y sin mancha delante de Él, nos motiva a
ser santos en nuestra manera de vivir.
3) Promueve
la seguridad de la salvación. ¿Qué puede
proporcionar más seguridad a un creyente que el hecho de saber de que su
salvación depende de la misericordia de Dios y sin condición alguna? Decidió
amarnos desde antes de la fundación del mundo. Diseñó un plan costosísimo de
salvación. Para poder salvarnos tuvo que pasar por alto Su condición, porque
Cristo fue castigado en nuestro lugar.
4) Promueve
la gloria de Dios y no la del hombre. No depende del que
quiere, ni del que corre sino de Dios quien tiene misericordia. Toda la gloria
de Dios en la salvación de los pecadores le pertenece a Él. Esto mismo
contempló el apóstol Pablo:
Romanos 11:33-36 “¡Oh,
profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios!
¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues,
¿quien ha conocido la mente del Señor?, ¿o quien llego a ser su consejero?, ¿o
quien le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? Porque
de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para
siempre. Amén”.
5) Consuelo
para el creyente en medio de la aflicción. ¿Dios nos ama
cuando pasamos por momentos de aflicción y tribulación? Él nos escogió para ser
cada día mas semejantes a Cristo. Por lo tanto, vamos a pasar aflicción y
tribulación en esta vida, pero tiene el propósito de hacernos como Jesucristo.
Romanos 8:29 “Porque a
los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos
conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre
muchos hermanos”.
La doctrina de la
elección no elimina la esperanza para nosotros, ni tampoco es excusa para no
venir a Cristo en fe y arrepentimiento. La Biblia no enseña que tengo que saber
primero si soy elegido para venir a Jesús. La enseñanza es: “Tú eres pecador,
arrepiéntete y cree en Cristo, quien murió por nuestros pecados, y serás
salvo”. Esto es todo lo que se necesita.
No es necesario preguntarse
si estamos en la lista de los elegidos, sino, sencillamente, venir a Jesucristo
y pedir perdón; Él nos perdonará y vencerá nuestra obstinación a través del
Evangelio. Solo puedes averiguar si eres elegido después de que seas salvo. Él
dijo:
Mateo 11:28 “Venid a
mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar”.
Jesucristo es la puerta
de salvación. Al otro lado de esta puerta verás un letrero que dice que tú
fuiste escogido desde antes de la fundación del mundo. Pero no lo vas a saber
hasta que entres a esta puerta.
¡Sólo
a Dios la Gloria!
Nota: Estos apuntes están basados en los comentarios de la Biblia MacArthur, un sermón sobre la doctrina de la Elección Incondicional de Dios de Sugel Michelén y mis notas personales.
Nota: Estos apuntes están basados en los comentarios de la Biblia MacArthur, un sermón sobre la doctrina de la Elección Incondicional de Dios de Sugel Michelén y mis notas personales.