En
mi corto entendimiento, comprendo que la santidad es la gracia que Dios nos da
para apartarnos del mal y hacer de nosotros cada día más como Jesús, y vivir
como Él vivió. Me
explico.
Ser
santo en Cristo es comprometerme con mis ojos de no ver aquello que sé
que no debo de ver cuando esté frente al Internet, al celular, al Tablet, o
cualquier otro dispositivo electrónico; o cuando salgo a la calle.
Ser
santo en Cristo es vivir sin ceder a la presión de mi familia o de mis amigos
de la cuadra, de la escuela o de mi trabajo; solo porque ellos piensan que “el
sexo sin compromiso es bueno y saludable”.