(Reflexionando con mi hno. Anderson Cardona)
1
Corintios 15:12-14, 17 “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los
muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo
no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
(…) Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros
pecados”.
El
SEÑOR Jesús cumplió la profecía de que debía morir en nuestro lugar como
nuestro Sustituto para llevar el pecado de todos nosotros y finalmente resucitó
(Léase Isaías 53). La pregunta es: ¿Por qué resucitó Jesucristo? Porque la
muerte no le pudo retener ya que no habiendo pecado nunca, no había castigo ni
condena para inculparle; pues la paga del pecado es la muerte (Léase Romanos
6:23). El pecado es “infracción de la Ley” (Léase 1 Juan 3:4) y Él, nacido bajo
la Ley, jamás la quebrantó porque siempre fue santo y justo (Léase Lucas 1:35;
2 Corintios 5:21; Gálatas 4:4-5 y Hebreos 7:26). Él murió, sí, pero a manos de
otros (Léase Hechos 4:27-28).
Si
el SEÑOR hubiese quebrantado la Ley en algún punto (Léase Santiago 2:10-11),
sencillamente no podría haber llevado nuestros pecados como el sacrificio ideal
ni tampoco hubiese resucitado. La tipología del Cordero de la Pascua y de los
sacrificios en el Tabernáculo requerían que fuese perfecto, sin defecto, macho
de un año (Por. Ej. Léase Éxodo 12:1-28; 29:38-43; Números 7; etc.), lo cual
anticipaba al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y que fue destinado
a nosotros antes de Su fundación (Léase Juan 1:29; 1 Pedro 1:18-21). Los
sacrificios también señalaban Su perfección y santidad.
Por
tanto, si estamos en Cristo (nuestra unión en Cristo), Su justicia nos es dada
a nosotros por la fe al creer en el Evangelio, somos santificados en nuestra
vida por el Espíritu Santo y también resucitaremos en Él (Léase Romanos 5:1-2;
1 Corintios 15:51-57; 2 Corintios 5:21; 2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2).
Resucitaremos gracias a todo lo que Él hizo: Desde que nació hasta que murió en
la cruz. La resurrección es prueba de Su justicia, prueba de que nuestros
pecados estuvieron en Él para perdón de ellos, y prueba de que hay salvación
para vida eterna en esta vida y la que sigue solo por la fe en Jesucristo.
Bendita, preciosa y gloriosa esperanza.
[*Nota:
Esto explica por qué tanto énfasis a lo largo del libro de los Hechos en cuanto
al testimonio de Su resurrección y sus implicaciones en la predicación del
Evangelio. También explica por qué el apóstol Pablo comienza 1 Corintios 15
asociando el Evangelio de la Gracia con la resurrección como centro de su
mensaje (Léase 1 Corintios 15:1-8)].
¡Sólo a Dios la Gloria!