lunes, 27 de enero de 2014

SÓLO SÉ QUE ERA CIEGO ¡Y AHORA VEO!

Juan 9:25b “Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo”.

Esta mañana al despertar, mirando el techo de mi habitación en plena oscuridad, me pregunté: ¿Cuándo fue que cambió mi percepción acerca del SEÑOR? ¿Cuándo inició esa búsqueda por la verdad? ¿Cuál fue ese punto de quiebre en mi vida? Y lo tengo claro como si fuera ayer: Fue cuando tenía como 16 años de edad. Cierro mis ojos y rememoro aquella escena: Me hallaba frente a un joven cura católico en su oficina y nos separaba su escritorio. Había concluido mi confesión de pecados y no pude resistir preguntarle:

– Disculpe, Padre ¿Puedo hacerle una pregunta?
– Claro, hijo, dime. ¿En qué te puedo ayudar?
– Es que tengo una duda. En los Evangelios Jesús predice Su propia muerte. ¿Cómo pudo saber eso?
– Es una pregunta difícil, hijo. Yo creo que lo intuía en su corazón.
– ¿Lo intuía en su corazón? –Fruncí el ceño, confundido– Pensé que Jesús lo sabía todo.
– Mira, lo que me preguntas es interesante; luego nos vemos para platicar bien este asunto.

Le di las gracias y me fui de su oficina. Sobra decir que nunca tuvimos esa “charla pendiente”.

Ese momento lo marcó todo: Ese “crack” en que empecé a cuestionar no solo mi devoción religiosa sino que algo en mí produjo esa búsqueda de la verdad acerca de Dios (Hoy sé que no provenía de mí mismo). Me recuerdo muchas noches mirando las estrellas y preguntándome: ¿Quién es Dios?, me dijeron que lo llamara “mi Padre” pero otros dicen que solo puedo hacerlo si primero creo en Jesús… ¿Entonces no soy su hijo?, ¿Por qué Jesús es el Hijo de Dios? ¿Para qué murió en la cruz? ¿Por qué dicen los cristianos que solo Él es el único mediador entre Dios y los hombres?, si vino a salvarnos ¿Salvarnos de qué…? ¿Realmente podemos confiar en la Biblia? Si fue escrita por hombres ¿Por qué decimos que es Palabra de Dios? ¿Alguien me puede explicar este libro tan extraño llamado “Apocalipsis”?… Y finalmente, en mi frustración: “SEÑOR ¿QUIÉN ERES?”. Ahora creo que la Escritura puede resistir semejante escrutinio. Pues era necesario preguntarse. Aún recuerdo con gracia que medio mundo me huía por no querer hacer frente a mis dudas.

Dicen por ahí que ser cristiano es ser un “ignorante seguro”, pero precisamente ser cristiano fue lo que me hizo salir de la ignorancia. Durante once años de mi vida, mas o menos, buscaba respuestas en fuentes equivocadas. Hasta que un día, el día que menos imaginé que pasaría, el día en que toda mi familia volteó a verme y pegó un grito en el cielo y y sería el inicio de sus burlas hacia a mí, el día que me convertiría en… sí, en un cristiano. Dios me libertó de la ceguera espiritual y entonces comprendí: Lo que tanto necesitaba, lo que a mí me urgía era escuchar el verdadero Evangelio, pero siendo yo muerto en mis delitos y pecados; no lo podía entender. Cómo lloré cuando comprendí mis pecados y la salvación que es en Cristo, ¡El único camino de salvación! ¡Ahora veo! ¡Ahora veo! ¡Solo sé que antes era ciego y ahora veo!…

A partir de ahí, el SEÑOR en Su amor (y mucha paciencia para un “cabeza dura” como yo), comenzó un proceso lento de enseñanza por medio de Su Santo Espíritu, de leer el contexto de la Biblia y de escuchar a maestros sanos y bíblicos capacitados para enseñar (Claro, primero tenía que comprobarlo con el contexto de la Escritura, otra de las lecciones que aprendí es no aceptar todo porque sí). Aquellas preguntas que me hacía desde adolescente SÍ tenían respuestas directas en la misma Palabra de Dios.

Es obvio que no lo sé todo, la Palabra de Dios es una fuente infinita e inagotable de la verdad. Sigo estudiando todavía con el favor de Dios y me falta mucho por aprender como por vivirla en mí. No soy perfecto. Pero lo poco que sé, lo fundamental, damos de gracia lo que se recibe de gracia, pues toda la Escritura es necesaria para nuestra salvación y santificación (Léase 2 Timoteo 3:15-17). Mientras el SEÑOR me conceda vida y Su gracia, espero compartir esas respuestas a la luz del Evangelio; el mismo Evangelio que habla del Hijo de Dios, el Salvador de Gloria, en cada una de las páginas de la Biblia.

2 Timoteo 3:14-17 ”Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

¡Sólo a Dios la Gloria!