EL AGENTE DE LA SANIDAD: ¿LA ORACIÓN CON FE O EL UNGIMIENTO CON ACEITE?
La sanidad por fe basada en la autoridad del SEÑOR
Santiago hace un énfasis en la fe para sanar a los creyentes, no en el objeto en sí. En caso contrario, Santiago hubiese escrito algún procedimiento en la elaboración, el tipo de aceite, y modo de aplicación. En cuanto a su propiedad simbólica, debido a las cualidades sanadoras del aceite, nosotros podemos verlo como un símbolo de lo que Dios puede hacer por nuestro cuerpo y alma.
Cito otro comentario del hno. Mike Rodríguez:
“Sin embargo, todo esto tenía que ver con un pueblo terrenal que se movía en medio de las sombras (símbolos) de las cosas celestiales. Ahora que tenemos la plena realidad de esas cosas, no tenemos razón de regresar a lo que eran las sombras, las figuras (Léase Hebreos 8:5), y aún más, en lo que concierne a la Iglesia, no vemos ninguna ordenanza de esta índole. Entonces, si la unción de aceite era algo que se efectuaba en ordenanzas religiosas (Antiguo Testamento), ¿Qué motivo podrá tener Santiago, después del cumplimiento de las sombras, presentar de nuevo la unción con aceite? Y pregunto en forma enfática, en el caso de lo Santiago presenta, ¿acaso la oración exclusiva del justo no es suficiente para que el poder de Dios se manifieste, sin importar la circunstancia? ‟ Santiago mismo lo declara: “La oración eficaz del justo puede mucho” (5:16). Entonces, ¿para qué el aceite?”.
Además, de ser cierto que el aceite posee propiedades milagrosas, fuera de sus funciones naturales, el SEÑOR Jesucristo hubiera indicado instrucciones al respecto. Pero La Biblia refiere otras enseñanzas:
Lucas 9:1-2 “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”.
Estos versículos especifican que son la autoridad y el poder de Dios concedidos por Jesús a sus discípulos los que sanaban a los enfermos; no el aceite.
Los apóstoles Pedro, Pablo y los demás apóstoles también creían por fe en el nombre y en la autoridad concedida por el SEÑOR para sanar enfermos:
Hechos 3:6-8 “Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios”.
Hechos 5:14-16 “Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados”.
Hechos 8:5-7 “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados”.
Hechos 9:33-34 “Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó”.
Hechos 14:8-10 “Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo”.
Es evidente que el aceite en sí no contiene poderes sobrenaturales para sanar. Santiago instruye linealmente conforme a las ordenanzas del SEÑOR Jesucristo en base en Su nombre, Su autoridad y Su poder para la sanidad por medio de la fe.
El énfasis de la oración con fe
El aceite no tiene fines curativos milagrosos. En el capítulo 5, Santiago hace énfasis en la oración con fe, no en el ungimiento con aceite; como bien puntualizó un hermano en Cristo y compañero en la defensa de la fe. Revisemos el contexto:
Santiago 5:13-18 “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto” (Subrayado añadido).
Es claro que, al menos en la segunda mitad del capítulo 5, Santiago enfatiza la oración con fe en el nombre del SEÑOR. Tomando de referencia el pasaje de Elías (Léase Santiago 5:17-18), Santiago denota el poder de la oración con fe. Dice que oró fervientemente para hacer cesar y volver la lluvia y en ambas ocasiones el SEÑOR contestó (Y hago hincapié en que Elías no llevaba aceite para ningún propósito, sino solo su fe).
John MacArthur comenta en su Biblia de Estudio sobre lo que significa la “Oración eficaz” [12]:
“Las oraciones enérgicas y apasionadas de los hombres piadosos tienen el poder para lograr muchas cosas”.
Entonces, comprobamos una vez más que es la oración constante con fe (teniendo por ejemplo a Elías) la que sana al enfermo; no el ungimiento con aceite.
Ahora ¿La oración de quién o quiénes deben ejercer? La de los ancianos de la iglesia, según Santiago 5:14.
Fe en la soberanía de Dios
Recordemos que la fe es muy considerada por Dios:
Hebreos 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
En Santiago 5:15, la palabra empleada para “Fe” significa “Confianza” en griego, según el Diccionario STRONG:
Diccionario STRONG: “Pístis”, [De G3982; persuasión, i.e. credibilidad]; “Moralmente convicción (de verdad religión, o la veracidad de Dios o de un maestro religioso), específicamente confianza en Cristo para salvación; abstractamente constancia en tal profesión (¿Constancia en qué? Constancia en confiar en Dios); por extensión, el sistema de verdad religiosa (evangelio) en sí mismo: fe, fidelidad, fiel, gracia” (Paréntesis en negrita añadido) [13].
La Palabra de Dios nos invita a tener confianza en que la voluntad de Dios es lo mejor para nosotros y que nos conviene. Como dice David Egner:
“Puede que tengamos preguntas respecto a lo que significa: Hágase tu voluntad. ¿Significa eso que secretamente estamos desistiendo de aquello que acabamos de pedir? ¿No estaremos diciendo que ofrecimos nuestra oración sin la verdadera convicción de que era correcta y que Dios debía contestarla? ¿No somos falsamente humildes al tratar de no molestar a Dios con nuestros pequeños deseos? ¿No estaremos diciendo: Está bien, comprendo, si Él no concede nuestras peticiones? Si es así, ¡Estamos completamente equivocados! Helmut Thielicke escribió: Eso es exactamente lo que las palabras, Hágase Tu voluntad no significan. Significan: Tú entiendes mi oración mejor que yo (Léase Romanos 8:26). Tú sabes mejor que nadie si necesito hambre o alimento. Pase lo que pase diré: Sí, amado SEÑOR (Léase Mateo 15:27). Yo sé que en todo, no importa lo que sea, Tú me llenas, más allá de lo que pueda pedir o comprender” [14].
La promesa de sanidad ciertamente es para aquellos que creen, pero dentro de los términos del SEÑOR y Su soberanía.
Si el aceite fuera genuinamente el agente de sanidad, y los enfermos sanan; entonces ¿Cómo se explica que en la Biblia hay hermanos bíblicos, hombres de Dios dedicados en Su obra, que no han sido sanados?:
En el caso de Pablo:
2 Corintios 12:8-9 “Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.
En el caso de Timoteo:
1 Timoteo 5:23 “Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades”.
En el caso de Trófimo:
2 Timoteo 4:20 “Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo”.
En el caso de Epafrodito:
Filipenses 2:25-27 “Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades; porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza”.
Por último, la soberanía de Dios para nada contradice la autoridad del Nombre del SEÑOR Jesús; como puntualicé en mi anterior artículo. Él mismo enseñó cómo orar de acuerdo a la voluntad de Dios:
Mateo 6:9-10 “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Subrayado añadido).
Y:
Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Subrayado añadido).
Dice “todas las cosas”, eso incluye las enfermedades, tribulaciones, problemas, etcétera. Además, confirma:
Romanos 8:35, 37-39 “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (...) Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Y todas estas cosas son para Su gloria. Aún en el área de las enfermedades:
Juan 9:1-3 “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Subrayado añadido).
Continuaremos en la siguiente y última parte de esta serie.
¡Sólo a Dios la Gloria!
Continúa con la: | 4ta. Parte |
Nota: Antes de realizar cualquier comentario, criterio, réplica o contra-argumento, se les pide de favor que lean toda la serie completa. Muchas gracias por su comprensión.
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Notas bibliográficas:
[12] ― Biblia de Estudio MacARTHUR, por el Ps. John MacArthur. Pág. 1788 y 143 respectivamente.
[13] ― DICCIONARIO STRONG para versión de E-Sword.
[14] ― “ORA CON CONFIANZA”; Cómo vencer la desilusión en la oración‖; David Egner, de ministerios RBC. Pág. 17-18.