En las entradas anteriores hemos estudiado acerca de lo que es poner nuestra delicia en el SEÑOR del Salmo 37:4:
(1) La raíz hebrea de la palabra "Delicia" o "Deleite" posee el sentido de ser moldeado por Él, dejándose influir, persuadir y convencer por Él. Con la revelación progresiva de las Escrituras, ese proceso de modelado tiene como meta el ser semejantes a Cristo a pesar de las circunstancias.
(2) De esta manera, al ser moldeados a la imagen de Jesús, sabremos cómo hacer peticiones alineadas a la voluntad de Dios, con la intercesión del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios.
No olvidemos que el contexto del salmo del Rey David radica sobre la reflexión del sufrimiento de los que andan en los caminos del SEÑOR. Esto nos enseña que, a pesar de las tribulaciones y dificultades, Dios sigue obrando, trabajando y puliendo en nosotros.
En esta ocasión vamos a estudiar una última consideración importante: Dios se deleita al moldearnos como Su Hijo.