"Los que están en comunión íntima con Dios, ven la gloria de Dios en todas las cosas" — Luis Rodas.
Es cierto que el fin principal del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de Él para siempre. Pero existen esas ocasiones en que se le glorifica con un corazón que puede estar lejos de Él. El punto es: ¿Nos deleitamos en el SEÑOR a pesar lo que nos rodea? ¿A pesar de nuestros problemas e incomodidades de cada día? ¿Cuando se nos trata con injusticia? ¿Cuando nos golpea la tragedia, las deudas, las enfermedades? ¿Cuando somos vencidos por nosotros mismos?
Quizá una de las razones por la que no disfrutamos de nuestra comunión con Dios, es porque sabemos más acerca de Dios que conocer a Dios. Conocemos acerca de lo que se dice Él, pero no tenemos una relación práctica con Él. Todos amamos lo que conocemos; puesto que nadie ama lo que no se conoce. Cuanto más amas a una persona, más disfrutas estar a su lado. A Dios se le ama porque se le conoce; y se le conoce por ser quién es, con todos Sus atributos y perfecciones. Incluso tu amor por Dios determina tu amor por los demás, según 1 Juan 4:8. El motivo detrás del por qué no profundizamos este conocimiento relacional tiene su base en nuestro conformismo: Nos conformamos con que Dios nos ha salvado, nos conformamos con que Dios hace la obra en nosotros, nos conformamos con el hecho de que somos Sus hijos y Él nuestro Padre; nos conformamos con que un día le veremos como tal Él es cuando crucemos el umbral de la eternidad. Fin. Se baja el telón. Aplausos. Mientras caminamos con esta línea de pensamiento, el conformismo nos encajona en un conocimiento superfluo de quién es Dios.
Otra razón por la que no crecemos en nuestro conocimiento relacional con Dios, es porque quizás no hayamos entendido lo que es deleitarse en Él. Por "deleitarse" me refiero a ese contentamiento en el Ser de Dios, en la revelación acerca de Sí mismo, de Sus promesas, de Sus Palabras. Cuanto más nos hallemos contentos en la Persona de Dios, más descanso tenemos en Él; pues el deleite no está arraigado solamente en las emociones; sino en las convicciones de lo que Dios es. Porque Dios ES.
A lo largo de la Escritura se nos exhorta a que debemos pasar tiempo con la Biblia y en oración, estudiando Sus atributos y de Su Deidad; y mientras lo hacemos, le adoramos y le amamos más. La teología en sí misma no tiene como fin abastecer conocimientos para crear eruditos e intelectuales cristianos; la teología, conocimiento de Dios, está para llevar al hombre a humillarse y reconocer que el SEÑOR es Dios. En la práctica es muy provechoso conocer a Dios a través de Su Palabra, durante los seis días de la Creación, la demostración de Su poder para liberar a Israel de Egipto, Su voz de alerta y juicio por el pecado a través de los profetas, o cuando caminó entre los polvorientos caminos de Judea y Galilea como el SEÑOR Jesucristo. Porque lo puedes contemplar en cada una de las páginas de este libro llamado "Biblia", y no podrás evitar el sentimiento de humillación y la actitud de adoración a Él. Puedes tener muchos problemas, tribulaciones, dificultades, etcétera; pero cuando miras a Dios en la faz de Cristo y en la perspectiva relacional y correcta, todo se ajusta en su lugar debido; no es que estas cosas no importe, sencillamente, hallas descanso, esperanza, confianza, fe, amor y consuelo en un Dios Soberano y misericordioso durante tu trayecto hacia la eternidad.
Por tanto...
¡Sólo a Dios la Gloria!