miércoles, 25 de septiembre de 2013

CONOCIENDO A DIOS

Juan 6:67-68 “Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.

Los versículos que anteceden a este texto, nos relata sobre cómo nuestro SEÑOR Jesús se hallaba delante de una gran multitud, y se presentó delante de ellos como el Pan de Vida que descendió del cielo, y todo el que comiere Su carne y bebiere Su sangre, tendría vida eterna. Estas palabras las expresó en un sentido simbólico y figurativo, y lo que quiso decir es que todo aquel que cree en Cristo y en Su sacrificio en la cruz tiene vida eterna. Pero la gente que escuchó Su mensaje, no lo entendió así, sino que lo interpretaron de manera tan literal, que asumieron que Él le pedía comer de Su cuerpo directamente (como un acto de canibalismo). Claro está, que eso es todo lo contrario a lo que enseña la Escritura. Incluso hubo quienes se quejaron: “Dura es esta Palabra ¿Quién la puede oír?”. Por tal motivo, muchos no le creyeron y le dieron la espalda.

De regreso a nuestro texto, Jesús se vuelve a Sus doce discípulos y les pregunta: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Y entonces, Pedro, como vocero de los demás, responde: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.

Ahora bien, para la reflexión de este pasaje bíblico, surge una pregunta: ¿Qué les ofrecía a Jesús tanto a Sus discípulos como a los que oyeron el mensaje de Su evangelio? ¿Qué les estaba ofreciendo? La Vida eterna.

Entonces, ¿Qué es Vida eterna? La Vida Eterna, no solamente radica en existir para siempre adorando a Dios; es un concepto correcto, pero también tiene otro significado: La Vida eterna es un hecho presente, aquí y ahora, y que consiste en conocer a Dios y a Jesucristo a quién Él ha enviado; según Juan 17:3. Conocer a Dios, no es algo puramente intelectual o informativo; implica, mas bien, relacionarse con Él por medio de Cristo en amor, en obediencia, en gratitud y en adoración. Esto es, a grandes rasgos, la Vida eterna.

Podríamos entender que el apóstol Pedro estaba respondiendo a nuestro SEÑOR: “Señor, ¿a quién iremos? Si por medio de Ti podremos conocer a Dios, y tener Vida eterna”… Lo trágico y lo triste es que la gente que escuchó Su mensaje del Pan de Vida y no le creyeron, tampoco quisieron conocer a Dios porque amaron más su pecado, y, por consecuencia, vivirán separados de Él por toda la eternidad.

En conclusión, gracias a Cristo y a Su obra en la cruz del Calvario es posible conocer a Dios y amarle, en esta vida presente y en la venidera. Finalizo con las palabras del Ps. J. I. Packer, en su libro “Hacia el conocimiento de Dios”:

¿Para qué fuimos hechos? Para conocer a Dios. ¿Cuál debe ser la meta en nuestra vida? Conocer a Dios. ¿Qué es la vida eterna que Jesús nos da? Conocer a Dios. ¿Qué es lo mejor que hay en la vida? Conocer a Dios. ¿Qué es lo que produce más placer en Dios en la vida de un hombre? El conocimiento de Él”.

Hermanos, esto es motivo más que suficiente, para adorar y alabar al Dios que se ha dado a conocer en Cristo Jesús. Amén.

¡Sólo a Dios la Gloria!