Lamentaciones
3:22-23 “Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus
bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!” (LBLA).
El
profeta Jeremías escribe este pasaje mientras contemplaba lo que quedaba del
reino de Judá después de haber sido destruida por una nación extranjera. Veía
como su pueblo se dejaba abatir por la desolación, la aflicción y la
desesperanza. El hambre, las lágrimas como la desesperación eran el pan de cada
día. Y en ese estado, los judíos vivían con la incertidumbre de que si Dios los
había abandonado, ya que su juicio contra su pecado era inevitable.
Sin
embargo, el profeta apela al recuerdo de la misericordia y de la fidelidad de
Dios. Él dice: “Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca
fallan sus bondades”. En la versión RV60, dice: “Por la misericordia de Jehová
no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias”. Sabía que
su pueblo no había sido totalmente consumido, debido a que el SEÑOR ha
prometido extender Su gracia para aquellos a quienes invocan Su nombre. Aunque
Dios es justo en Sus juicios, también Él es plenamente bondadoso para extender
Su misericordia a quien quiere darla.
Y
lo mismo es cierto para nosotros. Porque mientras vivíamos en nuestros deleites
del mundo, aun así, el SEÑOR extendió Su misericordia en la forma de una cruz.
Mientras nosotros eramos afligidos por el pecado, Él vino en la persona de Su
Hijo para mostrar Su amor muriendo por nosotros. Su amor y Su bondad en la faz
de Jesucristo han engrandecido y exaltado Su nombre, siendo proclamado en el
Evangelio en todos los confines de la Tierra. Dios es fiel, que nos ha dado en
Cristo salvación, vida eterna, paz, perdón, reconciliación y la esperanza, de
que a pesar de los tiempos difíciles, esa misma fidelidad y misericordia nos
acompañarán a pesar de nosotros mismos.
“Porque
Tus misericordias son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!”.
¡Solo
a Dios la Gloria!