Hace
unos días imaginé la siguiente escena, en el día en que daremos cuenta de nuestras
obras en el Tribunal de Cristo. Delante de Él una multitud se arrodilló ante
Él. Uno de ellos, muy emocionado, le dijo:
–
SEÑOR, yo fui muy celoso de tu doctrina, contendí y denuncié a todos tus
enemigos, refuté con la Biblia a todos los hermanos que profesaban una que otra
doctrina errada, aun de las cosas de menor importancia me preocupé también;
escribí tantos artículos de denuncia como pude en la mira de cualquier ministro
que se equivocase en un solo punto de la Biblia; los señalé para que fuesen
perseguidos y avergonzados, y a otros los taché de herejes; y me separé de
aquellos hermanos que no estaban de acuerdo con mis doctrinas y creencias para
no contaminarme; y todo esto lo hice por amor a Ti.