domingo, 25 de noviembre de 2012

JESUCRISTO NUESTRO SUSTITUTO

Marcos 10:45 “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.

Cuando Jesús dijo a sus seguidores que el Hijo del Hombre daría su vida en rescate de muchos, estaba pensando en la sustitución. Cristo estaba hablando sobre el dar su vida a cambio de la liberación legal por el pecado y la culpa. Cristo murió en lugar nuestro y sufrió el castigo que nosotros merecíamos. Para este propósito Él había venido al mundo:

Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.

Jesús cambió su vida para que nosotros pudiésemos vivir:

Juan 1:29 “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.

Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.

1 Corintios 15:3 “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras”.

2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”.

1 Pedro 2:24 “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.

1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”.

En el librito “¿POR QUÉ TUVO QUE MORIR CRISTO?” de la serie “Tiempo de buscar”, de Ministerios RBC Latino, pág. 14; explica lo siguiente:

“Cuando Jesús dijo que había venido a dar su vida en rescate de muchos, los que lo escucharon probablemente se dieron cuenta que Él estaba pensando en el sistema judío de sacrificios. Desde temprana edad habían visto cómo llevaban al altar ovejas, toros o palomas para matarlos. Sabían que la muerte del animal se asociaba con sus pecados. Cuando observaban al sacerdote colocar la mano en la frente del animal, entendían que eso era símbolo de la transferencia de la culpa del pecador al animal. Luego, al ver que mataban a la bestia y que rociaban la sangre en el altar, entendían que esa sangre de alguna manera simbolizaba la remoción de la culpa”.

El mismo principio sustitutivo al ver en Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Por ende la muerte de Cristo y su posterior resurrección eliminó la separación que había entre el hombre y Dios, por medio de la fe.

¡Sólo a Dios la Gloria!