Cuatro
sencillas razones por las cuales el altruista, filántropo, religioso o el
rehabilitado (exteriormente en su carne) no puede heredar el Reino de Dios:
Primera razón: Para alcanzar la eternidad hay
exigencias a causa de la perfectísima Santidad del SEÑOR. Y el hombre no busca
la santidad.
Hebreos
12:14 “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor”.
Segunda razón: Por mucho que haga buenas obras,
no puede ser justificado.
Romanos
3:20 “Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante
de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.
Isaías
64:6 “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias
como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras
maldades nos llevaron como viento”.
Tercera razón: El ser humano no toma en cuenta
a Dios ni camina con Él.
Romanos
1:20-23 “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de
las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios,
no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron
en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser
sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en
semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de
reptiles”.
Romanos
3:11 “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios”.
Cuarta razón, pero
la principal: No
quiere creer en Jesucristo y en Su obra salvífica.
Juan
3:18-20 “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta
es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace
lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas”.
El
ser humano, desde su posicionamiento, tiende a tenerse a sí mismo como medida
de calificación y comparación sobre quién es bueno y quién es malo. Unos hacen
más buenas obras que los demás, y otros no tienen reparo en evidenciar su
pecado. Pero delante de Dios todos, desde Su posicionamiento, y sin excepción,
somos malos y pecadores.
La
Biblia no miente: No hay un solo ser humano, que busque a Dios, sea justificado
por sus obras, sea santo hasta la perfección. Todo esto en un mismo paquete. No
existe tal persona. Quien dice que todas las religiones llevan a Dios lo está
llevando a creer en un axioma muy peligroso que puede costarle su alma en la
eternidad para condenación. Sólo hay un camino para salvación y ése es
Jesucristo:
Juan
14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre, sino por mí”.
Hechos
4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo,
dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
¡¡¡NO
EXISTE OTRO MEDIO DE SALVACIÓN Y DE ACCESO AL PADRE!!!
No
lo hay. O es Jesucristo o es Jesucristo.
¡Solo a Dios la Gloria!