Lamentaciones
3:22-23 “Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus
bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!” (LBLA).
El
profeta Jeremías escribe este pasaje mientras contemplaba lo que quedaba del
reino de Judá después de haber sido destruida por una nación extranjera. Veía
como su pueblo se dejaba abatir por la desolación, la aflicción y la
desesperanza. El hambre, las lágrimas como la desesperación eran el pan de cada
día. Y en ese estado, los judíos vivían con la incertidumbre de que si Dios los
había abandonado, ya que su juicio contra su pecado era inevitable.