martes, 2 de abril de 2013

8 RAZONES POSIBLES POR LAS CUÁLES DIOS NO CONTESTA DETERMINADAS ORACIONES

A continuación una breve lista de las razones por las cuáles Dios no contesta nuestras oraciones.

1- Tener un corazón lejos de Dios

Mateo 7:6 “Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí”.

Cuando solo estamos pidiendo sus bendiciones, o adorando sin ningún asomo de sinceridad, y no reconocemos Su paternidad, es una posible razón por la cual Dios no contesta nuestras oraciones. 

2- Cuando no se le perdona una ofensa a un hermano

Mateo 6: 14-15 “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.

Nuestro SEÑOR Jesucristo nos insta a perdonar siempre a nuestros hermanos cuando se hayan arrepentido de sus ofensas. Principalmente porque amamos en Cristo:
Juan 15:17 “Esto os mando: Que os améis unos a otros”.

Romanos 12:10 “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”.

3- Cuando no tenemos un corazón agradecido

Romanos 1:21 “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.

Dios se complace siempre en un corazón agradecido. Todo cuanto tenemos nos ha sido por gracia. Por tanto la Biblia nos ordena ser agradecidos siempre en todo:

Efesios 5:20 “dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.

4- Cuando el orgullo está de por medio y no nos humillamos

Salmo 51:17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.

Dios no responde en este aspecto cuando el orgullo está de por medio y el ego está entronizado. El SEÑOR Jesucristo nos enseña lo contrario:

Mateo 11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. 

5- Cuando no hay confesión de pecado 

1 Juan 1:8 “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”.

1 Juan 1:10 “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”.

Cuando no confesamos nuestros pecados, por orgullo o ignorancia, Dios tampoco contesta nuestras oraciones. Por ello, es importante vivir un arrepentimiento diario:

1 Juan 1:7 “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.

1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

6- Cuando se ha ofendido a la esposa

1 Pedro 3:7 “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”.

¿Cuántas oraciones no han sido contestadas por cuanto no se trata o se considera bien a la ayuda idónea como coheredera en Cristo? Pues lo que Dos une, nada los separa el hombre; por tal razón la cuida y le ama conforme a la doctrina de nuestro SEÑOR Jesucristo:

Efesios 5:25-30 “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”.

7- Cuando no pedimos ni hacemos Su voluntad

Mateo 6:10 “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.

Jesús nos enseñó en su oración modelo que siempre orásemos para que Dios hiciese Su voluntad. Incluso, Él mismo aplicó este principio: 

Mateo 26:42 “Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad”.

También la Escritura dice: 

Mateo 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

¿Cómo podemos saber Su voluntad para ser renovados aun en nuestra forma de pensar? A través de la Palabra de Dios, siguiendo lo que nuestro Dios enseña y manda. 

8- Cuando está de por medio la Soberanía y el propósito de Dios

Muchas cosas y situaciones no alcanzaremos a comprender, y entre ellas darles sentido al dolor y al sufrimiento. Como en el caso de Job, que le fue quitado sus bienes, su riqueza, su familia y su salud. Sin embargo, cuando al fin comprendió que en Dios podemos depositar nuestra confianza y esperanza, aun cuando no recibamos la respuesta que tanto queremos oír, él dijo:

Job 42:1-6 “Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y tú me enseñarás. De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza”.

Recordemos que Dios es Soberano y Él sabe lo que hace:

Romanos 8:28 “ Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

¡A Dios sea la Gloria!